La mujer del bar

Como cada tarde sentada en aquel bar, entre miles de hojas donde mis bocetos intentan ser una historia y con mi taza de café que siempre se enfría, otra vez encuentro aquella misteriosa mujer, que gasta sus días sentada frente a la fría ventana de aquel oscuro bar, con la mirada fija sobre el vidrio, parece siempre estar esperando a alguien que nunca llegara. Su rostro se desdibuja tras el humo de un cigarrillo, su sombrero de copa parece esconder unos ojos que sufren y un oscuro pañuelo, que la viste de luto, cubre su cuello.

La voces de aquellos, quienes cada día rondan por aquel lugar dicen, que esta mujer que supo ser bella y brillante, su luz se apago cuando su gran y único amor, una tarde de primavera, la dejo sentada en aquel bar, llorando y con los anillos en las manos. Por eso dicen que vuelve cada tarde a aquel lugar, por si su amor volvía arrepentido, para ver si alguna vez vuelve aquel lugar, q fue su lugar de encuentro durante mucho tiempo.

Creo que por momentos aun, ella lo ve llegar a lo lejos, como antes, pero entre la muchedumbre lo ve nuevamente desaparecer.

Hoy un hombre, vestido con un bello traje oscuro y con el rostro hermoso, pero maltratado por el tiempo, se acerco a su mesa, se sentó frente a ella, ella lo miro solo un instante y sus ojos nuevamente se posaron sobre el cristal empañado, el hombre le hablo, pero sus oídos estaban cerrados, solo puede escuchar la voz de su viejo amante, cuando le decía “siempre te amaré” el hombre sin que me diera cuenta se había ido, fue mi imaginación o ese hombre estuvo ahí? Era su amor que volvió y ella no lo reconoció, porque ya no era el de antes? o seria un nuevo amor que intento golpear a su puerta y sacarla del oscuro bar y de su oscura vida?.

Nunca falta a la cita del bar, aunque creo que ella sabe que él no llegara, pero ella lo sigue esperando, por que su alma todavía vibra con los recuerdos de aquel hombre y su cuerpo tiene huellas de sus manos, que fueron las únicas manos que conoció.

Hay amores que no se pueden arrancar de nuestro ser, solo que algunos, decidimos emborracharnos con otros besos, para adormecer ese amor, que sigue vivo en el corazón.